Hace un tiempo, me toco participar en una propuesta para terminar un edificio de 16 pisos en construcción que estaba viciado, el profesional a cargo se fue cuando ya rebalsó el vaso y la angustiada constructora pidió auxilio por el diario.

Me gane la propuesta, era el que mas errores detectó (con ayuda tecnológica), muros desaplomados, estucos soplados, etc., etc.

Nombrado interventor y director de obra, me entregan el edificio a mi cargo.
Dejo funcionando la obra igual por tres días, lunes al miércoles, cuando bajaba por la caja de escala entre los moldajes y los escombros, sentía el sonido de los metales por las paredes, “la quisca (cuchilla) raspando los estucos”…”jefe, lo vamos a cocer…”
No hay alternativa, carta finiquito general, todo el personal despedido, desde el profesional a cargo que había abandonado su lugar de trabajo hasta el portero, pasando por el jefe de obra, capataces, carpinteros, albañiles y jornales, todos. Al único que dejo es al ayudante, un constructor civil que me pareció idóneo.

El lunes amanece la obra tomada y con olla común en la puerta, y yo con todo mi nuevo personal afuera, era un equipo de 120 y tantos despedidos contra unos 80 nuevos contratados; cuento corto, en tres o cuatro días ya se hizo el recambio, los huelguistas se dieron a la razón y estando todo legal y con finiquitos en la Inspección del Trabajo se fueron. Los contratistas que no se ajustaron a la revisión también se fueron a freír monos al África.

Ya todo bien y demoliendo lo malo, voy aclimatándome a la obra, ofrecí terminarla en 150 días y cada uno lo aprovechamos al 100% mi equipo venia de terminar otro edificio de gran lujo y muy afiatado, con buenos tijerales en el cuerpo.

Aquí tango uno a tango dos, ¿Dónde está jefe? Estoy en la fachada norte jefe revisando el enchape de muros, OK, cambio.
Aquí tango uno a tango tres: Ubíquese capataz…Estoy en la fachada norte jefe revisando el enchape de muros, OK, cambio.

Al día siguiente de nuevo lo mismo al inicio, me intriga el amor por la fachada norte, voy sin avisar y en todos los pisos gran cantidad de personal, los típicos silbidos y ruidos de…ojo viene el jefe…llego al cuarto piso y la mayor cantidad de obreros, muchas risas, llamo al Caracol (tiene cara redonda y siempre esta de sorbete de nariz), ¿que pasa hueon? Na jefe, mire pa’l frente, ¿Qué hay? El edificio vecino habitado a poco mas de seis metros, las cocinas

de los departamentos…y ahí esta la causa…, risa general, ya el jefe es cómplice, una maravilla de mujer en babydoll y sin calzones, mire jefe si ese culito esta tallado a mano, la diva se movía cadenciosa haciendo su desayuno, sabiendo que tenia un público excepcional, un batallón de trabajadores de la construcción que se la comían con los ojos, mirando con mas detalle me percato que es una conocida animadora de la televisión.

Bueno, media hora extra sin pago a todos los hambrientos espectadores y el jefe se queda a cuidarlo.
Luego tuve que pedirle a la buena moza que no hiciera mas su desayuno vestida tan generosamente, desde ese día cerró las cortinas pero ya la fachada norte estaba casi terminada y mucho antes que la fachada sur.

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