Estábamos en último año de colegio un grupo de amigos rugbistas y además scout armamos un campamento de verano en las montañas de un fundo.
Lo pasábamos de maravillas, invitamos al séptimo integrante, un gringo,
el Douglas Bouzia, que estaba en el intercambio de becas del American Field Service, gringo bruto y grande como ropero.
Ya llevábamos cuatro días y se nos acabó la comida, los pollitos cocinados de nuestras mamás y los chocolates y galletas también, del fundo conseguíamos el súper rico pan amasado pero nada mas, nos prestaron un hacha y un poco de leche de vaca recién ordeñada, ni se imaginan comparada con las leches pasteurizadas de hoy, empezamos a sentir hambre…
Los rebaños de ovejas eran enormes, nos entreteníamos tacleándolas y sacándonos la cresta atrapándolas, la competencia era quien atrapaba más, de repente
el Soko grito, oye, comámosla, está rica…, se paralizó el tiempo, la soltó, nos miramos y nos fuimos al campamento, esa n
oche elucubramos que hacíamos, nos volvemos a la casa…atrapamos a la oveja y ¿Cómo la matamos? Ya pensábamos en comer hasta lombrices, ¿naturista? Conseguimos unas cebollas e hicimos una sopa muy mala…Bueno, mañana la atrapamos y la asamos,… si ya sentíamos el olor al asado, el fundo era grande y los campesinos estaban lejos así que ni siquiera verían el humo ni menos el olor, Mmm olor a asado, ya nos dolía la cabeza y la guata.
El viernes, amanecimos antes del sol y nos sentamos en la cima a esperar el rebaño, teníamos café pero ya nos salía por las orejas, en la noche pensamos que lo mejor para matarla era ahorcándola, así que ya era un hecho, de pronto aparecen, esperamos los siete de la montaña, ya muy cerca
José Luis sale gritando oveja, todos lo seguimos, cada uno atrapa su oveja altiro, ya nos saboreábamos, cual escogemos, el gringo se agarra la suya y se la hecha a los hombros, esta es la mía, this is mine…y parte al campamento, yo parto con la mía y
José Ignacio también,
Ignacio la suelta, al
Yoti ya se le había arrancado, José Luis la suelta cuando vamos caminando. Ya en el campamento después de discutir elegimos una mediana, ni joven ni vieja, nos mira con unos ojos de cordero degollado…
Bueno,
la ahorcamos entonces…se atrevio el Joaquin alguien le pone el cordel en el cuello, ya no nos mira, se dio cuenta de nuestras intenciones y chilla, bala, grita, horror, le pasamos la cuerda por la boca, grita pa’dentro con los ojos desorbitados.
Ya teníamos elegido el árbol, alguien tira el cordel y nos repartimos entre los que la sujetamos en el aire a la altura de nuestros hombros y los que tienen el otro extremo del cordel, le dan una vuelta al cordel en una rama y contamos hasta tres para soltarla,
es el asado, es la oveja, nuestros corazones a full, la adrenalina a concho, ya la soltamos…un segundo de silencio y de nuevo los balidos, los chillidos, nos miramos y nos reímos en forma nerviosa, el Yoti se va mas lejos,
“suéltenla, suéltenla…” la oveja mueve sus patas como nadando en el aire, los segundos son eternos y no le pasa nada, suponemos, nos miramos, ya no nos reímos, ¿Qué hacemos? ¿La soltamos? Alguien dice
ya está media muerta, esperemos, ni como ni porque, pero alguien suelta el cordel, se va de viaje y queda en el suelo quieta, la amarra de los pies delanteros se había soltado, de pronto intenta pararse, varios de nuevo vamos al tacle y la inmovilizamos, ya en su estado no podíamos soltarla, pero aun viva y coleando, Hey, que hacemos, ya estábamos angustiados, alguien dice,
matémosla con el hacha…nadie se mueve, ya no grita, parece medio desvanecida, de pronto cuando nos relajamos intenta pararse y correr, sus patas traseras aun están amarradas, el José llega con el hacha, tremenda hacha,
yo le pego pero con el mocho del hacha, por el filo ni cagando imagina la sangre…su golpe es suave producto del miedo y el espectáculo se esta poniendo malo, la oveja hace como unos espasmos, yo agarro el hacha y se la pongo con toda mi fuerza en el cráneo mientras pienso pobre animal como esta sufriendo,
hay ruido de huesos quebrados y silencio…ya no se mueve.Después de unas horas de mirarnos nos va volviendo los colores y el ánimo,
de cuatreros nos morimos de hambre, pero ahí esta nuestro almuerzo, comida, desayuno, y teníamos hambre, alguien dice que hay que desangrarla, así lo hacen con los chivos y volvemos a colgarla, ahora ya mas calmado
s, un corte en la yugular y ya, nos quedamos mirándola, hay que descuerarla.
Nuestros cuchillos de scout habían pasado por las manos de los papás y estaban perfectamente romos, apenas cortaban el barro, los afilamos unos contra otros y con piedras, ya, por donde partimos, el José de nuevo es el experto, parte de la entrepierna y como si supiera ya estaba tirando y cortando, se le rompió solo un par de veces y ya estaba pelada, el fuego lo teníamos listo hace rato, así que enterita a los hierros,
le cortamos la cabeza y con el cuero lo enterramos estilo indio, con piedras encima.Las cebollas que nos quedaban las hicimos al fuego y estaban exquisitas, el jugo de la carne se encargo de eso, y a fuego lento sacándole de pedacitos nos la fuimos comiendo, el Yoti fue el último en comer ya cuando se estaba empezando a enfriar, jajaja,
está de maravillas, mira la desgraciá.
jaja qué buen comentario, mientras leía me iba imaginando la escena y recordé un año nuevo en que un tío llegó a casa con un cordero (vivo!!!) de regalo. Ahí estaba el pobre cordero amarrado en el patio y mi papá buscando como loco a alguien que matara al cordero, no podía quedarse en el patio para siempre!. No pude comer (en realidad nadie comió, regalamos toda la carne). Nooo! cómo comer algo que había visto vivo (hasta me había hablado, literalmente, claro). Hasta el día de hoy no puedo probar la carne de cordero.
Me gustó tu flog. Seguiré visitándote.
Saludos!.