miércoles, noviembre 22, 2006 |
ENCUENTROS PARANORMALES |
Ya la obra tiene todos los muros de albañilería parados y estamos haciendo techumbre, los muros están con albañiles estucando déle que déle. Mi cliente, el imprentero, se esta haciendo una casa medio loca, es arquitecto de la Católica de Valpo. Mi problema es que ya la Carta Gantt de programación me indica que debo contratar las ventanas y a este loco se le ocurrieron unas especiales de madera de Raulí y mi subcontratista está tapado de pega. Pasé a cotizarlas a un taller que queda camino a Colina y se ve re bien, el tipo trabaja las maderas nobles que da gusto así que llegamos a precio y le hice el contrato. El lío que ya han pasado varios días, al principio lo visitaba camino a la obra y me decía, aquí están sus maderas, ya comienzo su fabricación y saldrán antes de la fecha que me pidió, todo bien. Pero el lunes el taller amaneció cerrado, pasó el martes y el miércoles, preocupado me agarre a mis secuaces y partí a investigar. Atrás de la parcela vive una señora con la que conversamos: * Yo creo Señor, que el guatón no va a volver nunca mas… * ¿Pero porque Señora? ¿Está enfermo, preso, o sencillamente me cagó y se fondeó? * No es que parece que lo visitaron los niños, si nunca se debió meter en la llavería, ahí pénan… * Ohhh, pa’dentro… ¿Qué dice Señora? * Si ese taller no es de el, se lo apropio, partió chiquitito y aquí nadie lo reclama… * ¿Y Usté sabe como podemos ubicarlo? * ¿Sabe? No creo que vuelva, no creo que lo vea nunca mas…
Con el tremendo cuento me voy a la oficina, la dirección del contrato era ahí, ruta a Colina, pero hay un teléfono, una vez más Mapcity y buscar dirección. Aparece en Puente Alto, partimos altiro. Como en las películas pongo al Rotten zapeando para que no arranque por atrás y al caracol al otro lado. Toco el timbre, otra ves y nada…empujo la puerta y está abierta…hey vengan cabros, hablando despacito… ¿entramos? Déle jefe, este weon no nos va a cagar… Recorremos toda la casa, total la puerta estaba abierta y lo conocemos, en el patio, debajo de un parrón esta sentado el guatón. * Hey guatón maldito ¿Qué cresta le pasa que no va al taller? * … * Oiga, ¿está bien? Lo vemos con la mirada perdida, con atención lo miro y está lleno de canas, ¿y que cresta tiene? ¿se tiñó el pelo?...no nos pesca… Por fin habla y nos dice: “Yo no vuelvo pa’allá no salgo de mi casita”… Oiga pero ¿Y mis ventanas? Ya está súper atrasado y no puede hacerme eso… ¿Sabe Jefe? Le regalo mi taller, paguese con las maquinas, con la madera, yo no vuelvo nunca mas…me volvería loco…de nuevo no paso por eso…
Rotten, ¿sabis? Anda a comprarte unas pilsocas que esto va pa’largo.
Después de unos ricos chiripan que el guatón preparó de malas ganas y hartas pilsocas hizo un escrito que me cedía en devolución del anticipo su banco de sierra, su cepilladora, otras maquinas viejas menores y toda la madera de raulí…no pudimos sacarle absolutamente nada de lo que le pasó, solo dijo: “Si van…vayan preparados, ojalá con un cura pa’que los protejan” “Yo no quiero saber nada, ya mi familia se fue pa’l sur y yo me voy luegüito”.
De vuelta después de mucho silencio el caracol dijo, “Jefe, mi suegra es medio Machi, ella nos puede ayudar” ni siquiera nos reímos, estábamos atravesados, sin saber que pensar. Llegamos al taller y no se veía nada raro, candados en las dos puertas y una tarde soleada. Jefe vengamos mañana mejor, yo no me atrevo a entrar aquí, si están penando hay que ser corajudo pa’ entrar… Mmm, bueno vengamos mañana, Caracol, averiguate como entramos y llámame a la noche. Nos vamos sin ver ni sentir nada, un sudor helado me recorre la espalda. |
Escrito por Hernán Fco. a las 4:47 p. m. |
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