Aunque el edificio logró estar listo para el Centenario (1910), una serie de dificultades
técnicas y atrasos en la habilitación de los servicios ferroviarios anexos, postergó hasta 1912 la entrega parcial, para ser recibida oficialmente solo en 1914.
Su construcción fue encargada en 1905 al arquitecto
chileno-frances Emilio Jéquier, quien diseño y mandó construir en Francia las estructuras metálicas que compondrían tanto la bóveda principal como las bóvedas interiores destinadas al hall de distribución y marquesinas laterales.
La ingeniería de los arcos (marcos) metálicos es limpia y esbelta, y sus apoyos rotulados son propios de un País sísmico como el nuestro que ante una fuerte solicitación bailará, bueno, como ya lo ha hecho varias veces.
Durante ese mismo año,(1987) la estación fue cerrada para iniciar su remodelación, desviándose los servicios que aun operaban hacia la estación Alameda a través del túnel Matucana. Esto provocó una serie de trastornos y retrasos a los usuarios del ferrocarril, lo que llevó a una baja significativa del número de pasajeros y con ello a la suspensión definitiva del servicio.
Definitivamente el Estado no es un empresario de transportes.
Actualmente EFE (Empresa de ferrocarriles del Estado) administra nuestra red ferroviaria con pésima gestión, siendo nuestro País largo y flaco (da lo mismo que sea flaco en realidad) como decía, en nuestra larga extensión debieramos tener un fluido y económico ferrocarril, absorviendo toda la carga nacional y el transporte de pasajeros. ¿Transaril? ojalá recuperemos un buen ferrocarril.
Y diganme, quien no recuerda con nostalgia un paseo en tren? chuuuucu chucu chucu...